¿Por qué debes probarlo?
Porque estamos casi seguros de que si has catado algún graciano 100% habrán sido bien poquitos. Y este está pero que muy bien elaborado.
Vino de sutil delicadeza, los torrefactos asoman entre la fruta que lleva el hilo conductor en nariz. De cuerpo medio, en boca aparecen recuerdos sobrios de cereza, de cacao, de regaliz...
Mucha elegancia y sutileza, expresivo pero sin opulencias pretenciosas. Un acierto.
Marídalo con: menudos de cordero guisados / llévaselo a tu amigo experto y que adivine la variedad en cata a ciegas